Plastic City

Ya en los veinte minutos que tuve que caminar desde la estación de tren hasta el hostel me di cuenta lo que es Milán: un gran negocio.

A contramano del resto del país y de la mayoría de los países en los que estuve, la cantidad de gente (local) que compra y compra y compra es increíble. En todos lados hay negocios. En todos lados hay compradores. Y no son turistas.

Al menos este local era simpático. Pero todos con esta temática: boom consumidor.

Como se imaginarán, no es una de las ciudades que más me gustó ni mucho menos. No solo por la cantidad de estos negocios (generalmente primerísimas marcas), si no porque solo se trata de ellos. Está bien que finalmente encontré algunos lugares 'distintos', como parques muy pero muy bellos, pero nada que la distinga de otras ciudades. Además, pareciera que todo está hecho para demostrarse 'distintos' a las otras partes de Italia. O, al menos, para mostrarse como un país 'del norte' más. Me animo a decir que, junto Bruselas y Ámsterdam, Milán es la ciudad más parecida a lo que vi de Suiza. Parece lógico mezclar Suiza con Bélgica y Holanda, aunque no con Italia. Pero hablo de Milán, no de Italia.

Y se nota que la gente de acá está orgullosa de eso. Por otro lado, la ciudad también trata de mantener este perfil. Los espectáculos callejeros con los que te encontrás son, por ejemplo, una mujer vestida de traje tocando el violín o un muchacho con guitarra eléctrica y jeans con la bandera estadounidense cantando en inglés (con acento italiano). Y, por supuesto, algo así:

 Me rindo, después de más de cuatro meses no puedo entender como lo hacen. Control mental?

En Milán está el cuadro de Da Vinci de la última cena (el 'famosísisisisisimo'). Fui a la Iglesia-Museo en el que está pero las entradas estaban SOLD-OUT para ese día y varios más siguientes. De verdad la gente reserva por Internet (y paga 6.5 euros) solo para ver un cuadro? Mala suerte muchachos, me quedo con las ganas (si es que me quedaban ganas después de haber visto los otros must-see como la Mona Lisa, la Capilla Sixtina, el David, etc).

La Catedral ('el Duomo') de Milán. De las más lindas que vi en el viaje.

Por otro lado, ayer a la noche conocí en el hostel a una chica de Nueva Zelanda, uno de Vietnam y uno de Estados Unidos. Ya habíamos visto suficiente de Milán así que arreglamos juntarnos hoy en el desayuno y arreglar para ir a Como, un lago increíblemente lindo rodeados de pequeños ¿pueblos?. Y fue una buena decisión:

Estados Unidos, Vietnam, Nueva Zelanda, Argentina. 

Al llegar descubrimos que hay un ferri que, comprando el ticket de un día, te permite subirte y bajarte cuantas veces quieras, pudiendo recorrer un montón de lugares distintos en solo un día. Todos alrededor de este lago (enorme). Realmente un paraíso. Junto con Toledo, Brujas, Kutná-Hora y Pisa, fue sin duda de los day-trip que más disfruté. De hecho, fui por mi última pizza italiana en el medio del día. Si se disfruta, se disfruta del todo!

Pedí 'napolitana' y vino con sardinas. Ok, las napolitanas sí que son raras acá.

Próximo plan: tren de lunes a la mañana a Zurich. Paso ahí un día y medio, tomándome el avión de vuelta a casa el martes a la noche. Antes de eso dedicaré un rato a escribir el último post de este blog. Llegó el momento.

Uno de los últimos atardeceres en Europa. Se portó.