Segunda Parte

Aunque las segundas partes nunca sean buenas (?), el blog se reabre después de casi 6 años para contar algunas de las experiencias que nos tocará vivir en el presente viaje, que comenzó a principios de noviembre y veremos cuándo y dónde termina. Después del año de trabajo en Australia y las experiencias que me estoy olvidando por no haberlas escrito, procuraré que no pase lo mismo con este viaje.

Una vez más, el blog va a contar anécdotas. Curiosidades. Experiencias. Pensamientos. 

El primero de los trabajos hechos en Sydney

Si bien hace casi una semana que salimos de Buenos Aires, en este primer post vale resaltar dos “altercados” que tuvimos para llegar:

1. Debido a una actualización en las condiciones de la visa de tránsito para Australia, estuvimos cerca de no poder subir al avión. A 5 días de salir nos enteramos que debíamos aplicar a una visa que, en general, demora entre 8 y 13 días en aprobarse. Afortunadamente y luego de corridas a la Embajada y llamadas a Australia, se aprobó al tercer día.

Con adversidades de por medio, pero llegamos a Australia

2. Ya relajados en el avión, a un par de horas de aterrizar en Australia, nos dimos cuenta que nos olvidamos de un requisito excluyente para entrar a los países del sudeste asiático: el Certificado de Vacunación contra la Fiebre Amarilla. Como en un día salíamos para Indonesia, no podíamos pedir que nos envíen el Certificado desde Argentina. Tampoco servía vacunarnos de nuevo,  ya que la aplicación debe tener 10 días para ser válida. Al llegar a Sydney fuimos directo a un centro médico. Luego de explicarle a la recepcionista, a la médica y a la enfermera, logramos una solución: nos harían un Certificado Original “copia” del que teníamos escaneado (gracias al viaje del 2015), aunque nos cobrarían como si nos hubiéramos dado la aplicación. Con el grado de desesperación que teníamos, aceptábamos lo que sea.

Finalmente disfrutamos los dos días en Sydney y partimos hacia Kuala Lumpur. Luego de 19 horas de escala y 4 días después de haber salido de Buenos Aires, llegamos a Bali. Nuestro primer día en esta isla merece un post aparte. “Primera estafa”, próximamente.