29 dic 2018

Navidad y caos para el volcán

En Navidad teníamos que volar a Manila, llegar y averiguar para salir el día siguiente a Tagaytay, así que respetando la tradición argentina de festejar el 24 a la noche, fuimos a una cena ‘all you can eat’ en un bello hotel de Puerto Princesa. Abría de 18 a 22 hs, así que la Navidad nos recibió ya de vuelta en nuestro hotel, porque no había ningún punto de encuentro para la medianoche. 


Felices comiendo un poco de comida occidental.

Al día siguiente, nos tocó uno de los traslados más estresantes en lo que va del viaje: ir desde Manila a Tagaytay. Un viaje de 64 km que nos llevó 7hs 10min. Sudeste puro. 

A las 7.15 am nos fuimos del hotel a la zona de Manila de la que salían los buses hacia el sur según lo habíamos chequeado varias veces (no hay un “Retiro” que centralice todo, si no que cada empresa tiene su propia mini terminal). 

Llegamos. En el primer lugar nos dicen que no salen de ahí, que para ir a Tagaytay hay que ir a “...”. Esto “...” significa que se nos acercaron 5 ó 6 empleados y nos nombraron SIETE lugares distintos (los iba anotando en el celular). Algunos a 3 cuadras, otros a 15 km. Decidimos probar con los más cercanos. Nos iban derivando “la empresa que está a la vuelta, en frente, a dos cuadras”. Y algunos nos daban opciones más lejanas (algunas se iban repitiendo). 

Después de casi 2 hs de dar vueltas por ese lugar (una especie de Once mucho más sucio, más desorganizado, y más lleno de gente) decidimos tomar el tren hasta la zona en la que más personas nos dijeron que de ahí salían. Elegimos por descarte. 

Nada que ver con este paisaje que nos esperaba unas horas más tarde.

Llegamos. Había solo UNA empresa y cuando preguntamos nos dicen “sí, sale de acá”. Ya estábamos entusiasmados pensando que tal vez podríamos llegar a horario a Tagaytay para hacer la excursión que queríamos, hasta que vemos que la cola que nos señaló tenía más de 2 cuadras. Asustados le preguntamos cuánto podría demorar. Nos dice “entre 3 y 4 hs”. Eso en el sudeste significa “entre 6 y 8 hs” -por lo menos-. No había chance que esperemos.

Ya cansados decidimos que iríamos a un lugar más de los que nos habían dicho, y si de ahí no salían más o menos rápido descartaríamos Tagaytay y reservaríamos algún hotel para pasar esa noche en Manila. Para ir ahí tuvimos que tomar una especie de colectivo que nos dejó en cualquier lugar, y desde ahí fuimos preguntando por los buses hasta que llegamos a una estación después de caminar 20 min (en el camino muchos nos decían que no sabían, que de esa zona no salían, o que sigamos derecho -lo que en el sudeste significa que no saben-).

Era casi un aeropuerto. Vacío, limpio, poca gente, aire. Un paraíso. Y un bus que salía a Tagaytay en media hora. Con aire. Subimos pensando que esos 55 km restantes los haríamos en alrededor de una hora y media (pues sudeste). 

La terminal soñada después de tanto estrés.

Pero no. Era 26 de diciembre. La gente volvía a sus casas post Navidad. Tardamos TRES HORAS por un embotellamiento mucho peor de la habitual para Manila -que ya es un montón- . Y encima el colectivo era casi de línea: frenaba cada media cuadra a subir y bajar gente.

Cuando estábamos a casi 3 km del hotel, decidimos bajar y hacer ese trayecto caminando, con las mochilas pesadas y los 35° C de calor que hacía. Iba a ser más rápido -literal- y ya estábamos agotados mentalmente del trayecto.

Alrededor de las 2.30 pm finalmente llegamos al hotel. Habíamos caminado 9 km en total. Nos bañamos y nos fuimos a almorzar, ya descartando hacer el trekking ese día porque no nos daba el tiempo. Recorrimos la zona, tomamos una cervezas viendo el atardecer cerca del volcán, y después de cenar volvimos al hotel.

La idea de ir a Tagaytay era básicamente visitar el volcán Taal, que es el volcán en actividad más pequeño del mundo. Para eso hay que tomarse una triciclo que te baja hasta el lago -una ahora aprox-, un barco que te lleva a la isla -media hora- y subir caminando hasta el cráter. 

Este es el cráter, que está compuesto por un lago y la islita que se ve ahí.

El tema es que el barco es bastante caro (40 dólares) y te cobran el total seas 1 ó 6 pasajeros (que es la capacidad máxima). Por suerte para nosotros, en el hostel averiguamos y éramos 6 los que al otro día íbamos al volcán: dos suizos, un alemán, un belga y nosotros. Nos organizamos y salimos juntos el otro día a las 7.30 am, post desayuno. 

Finalmente llegamos al cráter, que tiene un lago en su interior con una mini isla. Al estar activo hay mucho olor a azufre y zonas donde sale humo: hay que tener cuidado en el trekking porque algunos de los bordes del camino ‘arden’ -literalmente son carbón quemándose-. 

Volvimos a Tagaytay pasado el mediodía, almorzamos y nos tomamos el bus para regresar a Manila. Esta vez tardamos 4 hs en hacer los 64 km. Mucho “mejor”.

2 comentarios:

  1. Feliz Navidad !!!
    Parece que cada traslado es una aventura!!
    Muy bueno el volcán, llegaron a tocar el agua del lago? era caliente?, se podían meter?

    En Manila, le sacaron alguna foto a un Mantón, En la famosa Zarzuela de la Paloma dice: "Donde vas con mantón de Manila,... (deben ser famosos)

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