24 ene 2019

Cronología de un acoso

14 de enero
Nos subimos al bus que iba desde Hue (Vietman) a Vientiane (Laos), que demoraría 23 hs. Sólo éramos 5 extranjeros: dos mujeres de Corea, una de Hong Kong y nosotros. Al momento de cruzar las fronteras estuvimos un rato esperando el bus así que charlamos entre los 5, y descubrimos que la mayor de las coreanas –eran dos hermanas, una de 30 y otra de 15– parecía un personaje divertido. Raro pero divertido.

15 de enero
Llegamos a la estación de buses después del largo de viaje. La coreana se encargó de negociar un tuk tuk para los 5, subimos y fuimos los primeros en bajarnos. Nos despedimos de las 3 y fuimos a nuestro hostel.

¿Felices los 4?

16 de enero
Volviendo del night market después de cenar, las encontramos en una esquina. Las saludamos y hablamos de cómo seguían nuestros viajes: al día siguiente ambos iríamos a Vang Vieng, por lo que decidimos intercambiar redes sociales. Error.

17 de enero
Ellas fueron a Vang Vieng a la mañana y nosotros a la tarde. Al mediodía, recibo decenas de mensajes por Facebook de la coreana mayor diciendo que habían encontrado un alojamiento a buen precio, que vayamos al mismo. Le respondo que ya teníamos uno reservado. Me propone cancelarlo así estábamos juntos. Me niego porque no tenía cancelación gratuita. Me dice que si protesto igual me devuelven la plata, que lo haga y vayamos con ellas. Se empieza a notar su persistencia. Le digo que no y nos vamos a nuestro hotel.

18 de enero
No paró de enviarme mensajes proponiendo que vayamos en moto con ellas a distintos lugares. Le dijimos que no manejábamos motos por seguridad, que teníamos bicis. Nos empieza a decir que andar en moto acá es seguro y todo lo que ya sabemos, pero insisto en que no íbamos a alquilar una moto. Entonces propone que a la noche vayamos a un bar, que ella ya conoce y está bueno. Le dijimos que pensábamos ir a la fiesta famosa, y nos dice que ella se suma porque siempre quiso ir pero nunca tuvo un compañero -fue 5 veces a Vang Vieng-. Nos aclara “me tienen que venir a buscar y dejar en mi hostel a la vuelta porque es peligroso estar sola de noche” –la hermana no venía pues menor–. Accedimos. Fuimos y cumplimos.

Por salir de fiesta

19 de enero
Nos despertamos con decenas de fotos de la noche anterior y muchos mensajes proponiendo hacer kayak con ellas. También había aprendido frases en español, enviaba gifs románticos. Era un desequilibrio. No le respondimos (no estoy pudiendo plasmar lo intensa que era por cuestiones de extensión) y nos fuimos a hacer tubbing. Al llegar al final del recorrido hay un bar. Estábamos saliendo del agua con los gomones y vemos dos personas que se acercan a los gritos. Eran ellas. La mayor nos empieza a sacar fotos y le pide a la hermana que nos saque una a los 3. Se queda en bikini, nosotros tratamos de ponernos la remera pero nos pega unos gritos para que no lo hagamos. Incómodos, nos sacamos la foto y nos fuimos, negando su propuesta de tomar unas cervezas ahí.

20 de enero
De nuevo decenas de mensajes con planes para el día. Los rechazamos. Ella sabía que al otro día íbamos a Luang Prabang. Deciden ir también, compran los pasajes y nos dicen dónde lo compraron para que vayamos ahí así viajábamos en la misma van. Le decimos que estábamos más cerca de otro lugar y ya los comprábamos. Ella canceló los suyos y fue hasta el mismo lugar donde lo habíamos comprado y le pidió al vendedor que sean en la misma van que la nuestra –le mostró nuestras fotos para que nos reconociera, según nos contó después–. A su vez, después de tanto negarnos terminamos aceptando su propuesta de ir a cenar los 4 porque ya nos parecía de maleducados rechazar tantos ofrecimientos. Y nos preguntó en qué hostel habíamos reservados en nuestro próximo destino.

Mientras nos estábamos cortando el pelo, pasan ellas por la puerta y nos ven. Maldita sea. Entran y se quedaron a los gritos hasta el final. La peluquera me termina de cortar, y la coreana le pide que me lave el pelo –es así de metida para todo–. Yo digo que estoy bien, y la coreana insiste para ser ELLA la que me lave el pelo. Me agarra del brazo y me sienta. Me empieza a lavar (con agua helada, empapándome la remera). Yo con los ojos cerrados porque estaba haciendo un desastre, y siento que ella desde arriba se inclina y me da un beso en la boca. Corro la cara, se empieza a reír y le digo “stop, turn that off, I’m OK” con cara de orto. Me siento y me seco el pelo solo. Me voy a sentar lejos a esperar que terminen el corte con Facu.

Reir o llorar

Termina y teníamos la cena. Mientras íbamos caminando, agarra la mano de Facu y quiere que se la dé a la hermana menor, que se ríe incómoda. Nos dimos cuenta que tenía las ideas equivocadas, le explicamos que no iba a poder ser porque somos pareja –ella nos tiene en las redes sociales por lo que debería haberlo sabido–, y no nos creyó. Después de insistir y mostrarle pruebas, pareció entender. Fuimos a cenar y ya dejamos de ser simpáticos, lo de la peluquería y el intento de caminar de la mano fue demasiado incómodo así que queríamos que quede bien claro que al día siguiente esperábamos viajar en la van –lamentablemente– y no verlas más.

21 de enero
Subimos a la van para ir a Luang Prabang. Ellas ya estaban ahí para darnos la ‘alegre’ noticia que habían cancelado la reserva que tenían y venían al mismo hostel que nosotros. En las dos paradas en el trayecto tratamos de irnos lejos pero literalmente nos perseguían. Llegamos a la ciudad, hicimos primero el check in nosotros y subimos a la habitación –era habitación de 6 personas–. El empleado nos muestra las camas –había 3 ocupadas, por lo que con nosotros quedaba 1 libre– y escuchamos que cuando baja, la coreana le pide “same room” que nosotros. El empleado sube rápido a decirnos que vayamos a la habitación de al lado así podíamos estar con nuestras amigas, y le pido que por favor les diga que no puede ser porque primero tiene que llenar esta habitación. Nos dice que por él no hay problema, que sí podemos estar juntos. Pero le digo que nosotros ‘no queremos’ estar con ellas. Sin entender mucho, bajó y le explicó que no íbamos a poder estar en la misma habitación. Nos fuimos sin que nos viera para evitar que se sumen a nuestras actividades. Recibimos decenas de mensajes diciendo que averiguó y mañana se iba gente de nuestra habitación, que ellas se mudarían así seguíamos juntos. Que al otro día vayamos juntos a unas cataratas. Y que después le avise qué día y cómo íbamos a Tailandia así ellas se sumaban y también recorríamos Tailandia juntos.

Si bien ya no éramos simpáticos, éramos neutrales. Pero era el momento de pasar a ser antipáticos: le dije que por favor no se cambien de habitación, que así estábamos bien. Que a Tailandia queríamos ir solos, y que a las cataratas aún no sabíamos cuándo ir, que ellas definan sus días y nosotros los nuestros, si coincidíamos bien, y sino no importaba.

Acá siendo asqueroso y ella no entendiendo

22 de enero
Bajamos a desayunar, y estaban esperando para que vayamos juntos a las cataratas. No entendió nada. Le dijimos que ese día no íbamos a ir porque estaba nublado y al otro día iba a haber más sol. Cambia sus planes y tampoco va. Nos fuimos del hostel y no la volvimos a cruzar. Cuando abro el chat de Facebook, tenía decenas de mensajes de ella: pedía que le compremos tickets a ellas también para ir a las cataratas al otro día, me contaba de las alternativas para ir a Tailandia (bote, bus, horarios, etc), me enviaba fotos, me contaba estadísticas de Argentina que había estado leyendo. Le respondí que ya teníamos nuestros tickets a las cataratas, que ella vaya con la van de nuestro hostel –nosotros lo compramos afuera apropósito–, y que a Tailandia no sabía cómo íbamos a ir pero que íbamos a ir solos. Empezó a preguntar si eran una carga para nosotros. Le explicamos que no eran una carga pero que, después de casi 10 días con ellas, queríamos seguir nuestro viaje solos. Iba entendiendo.

23 de enero
Si bien cada uno fue a las cataratas por su cuenta, nos la encontramos allá. Nos saludamos y ya la tensión era extrema: hablamos por segundos y nos fuimos. No la volvimos a ver en el día y creímos que nos habíamos liberado. Pero a la noche me escribe que cuando compremos lo tickets a Tailandia compremos para 4, que ellas venían. Le volví a decir que no iba a pasar eso, que ya era suficiente. Me siguió mandando cosas pero dejé de responder. Al día siguiente nos íbamos a Tailandia.  

La foto incómoda

24 de enero
Nos despertamos para hacer el check out y nos la encontramos en el desayuno. Ella también estaba haciendo el check out. Nos dijo que se iría a otro hostel en esta misma ciudad por 2 días porque “no queríamos viajar más con ellas”. No se lo negamos. Nos despedimos con abrazos y se fueron.


Ahora estamos esperando el bus para ir al norte de Tailandia, donde pasaremos las próximas dos semanas. Igual que ellas, porque sabemos que vuelan a Corea el 8 de febrero. Nosotros a Nepal el 7. Las posibilidades de cruzarnos son muy altas. Espero que no se olvide lo antipáticos que fuimos la última semana.

2 comentarios:

  1. A continuación detallo mis pensamientos a medida que leía.
    -veo que desarrollarse una habilidad par a reconocer asiáticos. Q no es poca cosa.
    - desde cuando sos tan flojito para cortarle el rostro a alguien? Cuando vuelvas te hago un curso acelerado.
    - me preocupa muchísimo como regala a su hna de 15 años. Esta en peligro esa chica.

    Eso es todo

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  2. ay por dios, no me las fumo ni medio dia jajajajaja

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