Nos subimos
al bus que iba desde Hue (Vietman) a Vientiane (Laos), que demoraría 23 hs. Sólo éramos 5 extranjeros: dos mujeres de Corea, una de Hong Kong y nosotros. Al
momento de cruzar las fronteras estuvimos un rato esperando el bus así que
charlamos entre los 5, y descubrimos que la mayor de las coreanas –eran dos
hermanas, una de 30 y otra de 15– parecía un personaje divertido. Raro pero
divertido.
15 de enero
Llegamos a
la estación de buses después del largo de viaje. La coreana se encargó de negociar un
tuk tuk para los 5, subimos y fuimos los primeros en bajarnos. Nos despedimos
de las 3 y fuimos a nuestro hostel.
¿Felices los 4?
16 de enero
Volviendo
del night market después de cenar, las encontramos en una esquina. Las
saludamos y hablamos de cómo seguían nuestros viajes: al día siguiente ambos
iríamos a Vang Vieng, por lo que decidimos intercambiar redes sociales. Error.
17 de enero
Ellas
fueron a Vang Vieng a la mañana y nosotros a la tarde. Al mediodía, recibo
decenas de mensajes por Facebook de la coreana mayor diciendo que habían
encontrado un alojamiento a buen precio, que vayamos al mismo. Le respondo que
ya teníamos uno reservado. Me propone cancelarlo así estábamos juntos. Me niego
porque no tenía cancelación gratuita. Me dice que si protesto igual me
devuelven la plata, que lo haga y vayamos con ellas. Se empieza a notar su
persistencia. Le digo que no y nos vamos a nuestro hotel.
18 de enero
No paró de
enviarme mensajes proponiendo que vayamos en moto con ellas a distintos
lugares. Le dijimos que no manejábamos motos por seguridad, que teníamos bicis.
Nos empieza a decir que andar en moto acá es seguro y todo lo que ya sabemos,
pero insisto en que no íbamos a alquilar una moto. Entonces propone que a la
noche vayamos a un bar, que ella ya conoce y está bueno. Le dijimos que pensábamos ir a la fiesta famosa, y nos
dice que ella se suma porque siempre quiso ir pero nunca tuvo un compañero -fue 5 veces a Vang Vieng-. Nos
aclara “me tienen que venir a buscar y dejar en mi hostel a la vuelta porque es
peligroso estar sola de noche” –la hermana no venía pues menor–. Accedimos.
Fuimos y cumplimos.
Por salir de fiesta
19 de enero
Nos
despertamos con decenas de fotos de la noche anterior y muchos mensajes
proponiendo hacer kayak con ellas. También había aprendido frases en español, enviaba gifs románticos. Era un desequilibrio. No le respondimos (no estoy pudiendo
plasmar lo intensa que era por cuestiones de extensión) y nos fuimos a hacer
tubbing. Al llegar al final del recorrido hay un bar.
Estábamos saliendo del agua con los gomones y vemos dos personas que se acercan
a los gritos. Eran ellas. La mayor nos empieza a sacar fotos y le pide a la hermana que nos saque
una a los 3. Se queda en bikini, nosotros tratamos de ponernos la remera
pero nos pega unos gritos para que no lo hagamos. Incómodos, nos sacamos la
foto y nos fuimos, negando su propuesta de tomar unas cervezas ahí.
20 de enero
De nuevo
decenas de mensajes con planes para el día. Los rechazamos. Ella sabía que al otro día
íbamos a Luang Prabang. Deciden ir también, compran los pasajes y nos
dicen dónde lo compraron para que vayamos ahí así viajábamos en la misma van.
Le decimos que estábamos más cerca de otro lugar y ya los comprábamos. Ella canceló los suyos y fue hasta el mismo lugar donde lo habíamos comprado y
le pidió al vendedor que sean en la misma van que la nuestra –le mostró
nuestras fotos para que nos reconociera, según nos contó después–. A su vez,
después de tanto negarnos terminamos aceptando su propuesta de ir a cenar los 4
porque ya nos parecía de maleducados rechazar tantos ofrecimientos. Y nos
preguntó en qué hostel habíamos reservados en nuestro próximo destino.
Mientras
nos estábamos cortando el pelo, pasan ellas por la puerta y nos ven.
Maldita sea. Entran y se quedaron a los gritos hasta el final. La peluquera me
termina de cortar, y la coreana le pide que me lave el pelo –es así de metida
para todo–. Yo digo que estoy bien, y la coreana insiste para ser ELLA la que
me lave el pelo. Me agarra del brazo y me sienta. Me empieza a lavar (con agua
helada, empapándome la remera). Yo con los ojos cerrados porque
estaba haciendo un desastre, y siento que ella desde arriba se inclina y me da
un beso en la boca. Corro la cara, se empieza a reír y le digo “stop, turn that
off, I’m OK” con cara de orto. Me siento y me seco el pelo solo. Me voy a
sentar lejos a esperar que terminen el corte con Facu.
Reir o llorar
Termina y
teníamos la cena. Mientras íbamos caminando, agarra la mano de Facu y quiere
que se la dé a la hermana menor, que se ríe incómoda. Nos dimos
cuenta que tenía las ideas equivocadas, le explicamos que no iba a poder ser
porque somos pareja –ella nos tiene en las redes sociales por lo que debería
haberlo sabido–, y no nos creyó. Después de insistir y mostrarle pruebas,
pareció entender. Fuimos a cenar y ya dejamos de ser simpáticos, lo de la
peluquería y el intento de caminar de la mano fue demasiado incómodo así que
queríamos que quede bien claro que al día siguiente esperábamos viajar en la
van –lamentablemente– y no verlas más.
21 de enero
Subimos a
la van para ir a Luang Prabang. Ellas ya estaban ahí para darnos la ‘alegre’
noticia que habían cancelado la reserva que tenían y venían al mismo hostel que
nosotros. En las dos paradas en el trayecto tratamos de irnos lejos pero
literalmente nos perseguían. Llegamos a la ciudad, hicimos primero el check in
nosotros y subimos a la habitación –era habitación de 6 personas–. El
empleado nos muestra las camas –había 3 ocupadas, por lo que con nosotros quedaba 1
libre– y escuchamos que cuando baja, la coreana le pide “same room” que
nosotros. El empleado sube rápido a decirnos que vayamos a la habitación de al
lado así podíamos estar con nuestras amigas, y le pido que por favor les diga que
no puede ser porque primero tiene que llenar esta habitación. Nos dice que por
él no hay problema, que sí podemos estar juntos. Pero le digo que nosotros ‘no
queremos’ estar con ellas. Sin entender mucho, bajó y le explicó que no íbamos
a poder estar en la misma habitación. Nos fuimos sin que nos viera para evitar
que se sumen a nuestras actividades. Recibimos decenas de mensajes diciendo que
averiguó y mañana se iba gente de nuestra habitación, que ellas se mudarían así
seguíamos juntos. Que al otro día vayamos juntos a unas cataratas. Y que
después le avise qué día y cómo íbamos a Tailandia así ellas se sumaban y
también recorríamos Tailandia juntos.
Si bien ya no
éramos simpáticos, éramos neutrales. Pero era el momento de pasar a ser antipáticos:
le dije que por favor no se cambien de habitación, que así estábamos bien. Que
a Tailandia queríamos ir solos, y que a las cataratas aún no sabíamos cuándo
ir, que ellas definan sus días y nosotros los nuestros, si coincidíamos bien, y
sino no importaba.
Acá siendo asqueroso y ella no entendiendo
22 de enero
Bajamos a
desayunar, y estaban esperando para que vayamos juntos a las cataratas. No
entendió nada. Le dijimos que ese día no íbamos a ir porque estaba nublado y al
otro día iba a haber más sol. Cambia sus planes y tampoco va. Nos fuimos
del hostel y no la volvimos a cruzar. Cuando abro el chat de Facebook, tenía
decenas de mensajes de ella: pedía que le compremos tickets a ellas también
para ir a las cataratas al otro día, me contaba de las alternativas para ir a
Tailandia (bote, bus, horarios, etc), me enviaba fotos, me contaba estadísticas
de Argentina que había estado leyendo. Le respondí que ya teníamos nuestros
tickets a las cataratas, que ella vaya con la van de nuestro hostel –nosotros lo
compramos afuera apropósito–, y que a Tailandia no sabía cómo íbamos a ir pero
que íbamos a ir solos. Empezó a preguntar si eran una carga para nosotros. Le explicamos
que no eran una carga pero que, después de casi 10 días con ellas, queríamos
seguir nuestro viaje solos. Iba entendiendo.
23 de enero
Si bien
cada uno fue a las cataratas por su cuenta, nos la encontramos allá. Nos
saludamos y ya la tensión era extrema: hablamos por segundos y nos fuimos. No
la volvimos a ver en el día y creímos que nos habíamos liberado. Pero a la
noche me escribe que cuando compremos lo tickets a Tailandia compremos para 4,
que ellas venían. Le volví a decir que no iba a pasar eso, que ya era
suficiente. Me siguió mandando cosas pero dejé de responder. Al día siguiente
nos íbamos a Tailandia.
La foto incómoda
24 de enero
Nos
despertamos para hacer el check out y nos la encontramos en el desayuno. Ella
también estaba haciendo el check out. Nos dijo que se iría a otro hostel en
esta misma ciudad por 2 días porque “no queríamos viajar más con ellas”. No se
lo negamos. Nos despedimos con abrazos y se fueron.
Ahora
estamos esperando el bus para ir al norte de Tailandia, donde pasaremos las próximas dos semanas. Igual
que ellas, porque sabemos que vuelan a Corea el 8 de febrero. Nosotros a Nepal
el 7. Las posibilidades de cruzarnos son muy altas. Espero que no se olvide lo
antipáticos que fuimos la última semana.
A continuación detallo mis pensamientos a medida que leía.
ResponderEliminar-veo que desarrollarse una habilidad par a reconocer asiáticos. Q no es poca cosa.
- desde cuando sos tan flojito para cortarle el rostro a alguien? Cuando vuelvas te hago un curso acelerado.
- me preocupa muchísimo como regala a su hna de 15 años. Esta en peligro esa chica.
Eso es todo
ay por dios, no me las fumo ni medio dia jajajajaja
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