5 experiencias hindúes

India es tan intenso que todo el tiempo sentís que estás rodeado por su cultura y nada más que su cultura. Es raro porque, si bien estuvimos en lugares muy turísticos hasta ahora, el entorno hace que te olvides y que te 'conectes' con lo que estás presenciando. 

Es verdad que, en algunos casos, no es tan así y uno ve 'un lugar turístico más'. Por eso este post va a incluir los 5 momentos en los que sentí que era India y yo, y nada más. 

• Presenciar cremaciones en el río Ganges

En Varanasi no se puede evitar tener contacto con la muerte. Desde pilas y pilas de madera en muchos lugares, pasando por caminar por una calle y encontrarse con un grupo de 20 personas llevando un cadáver en una camilla que 6 u 8 de ellos llevan sobre sus hombros, hasta ir a alguno de los dos crematorios que funcionan a la orilla del río. Es muy fuerte. El olor, el clima, la tensión. Todo es muerte en esta zona. Para nosotros es un tabú, pero no para ellos. 

• Ceremonia Ganga Aarti en Varanasi

Si bien para nosotros fue 'solo' un espectáculo exótico, para los hindúes tiene mucho más significado y la carga emocional en la gente que lo presencia es constante e intensa. Consiste de jóvenes sacerdotes que iluminan y balancean con varias lámparas de aceite y en forma sincronizada mientras cantan mantras en coro. Además ofrecen diversas flores al río, vierten leche al mismo y, finalmente, se quema suficiente incienso para llenar el lugar de colores brillantes. Esto marca el final del ritual y la gente suelta pequeñas lámparas al agua, llenando al río de miles de lámparas flotantes.

• Comer como un local

Finalmente nos tuvimos que acostumbrar a lo picante. Por más que uno insista, la comida es siempre picante. Pero bueno, al menos no hace un calor insoportable. Y uno nunca sabe realmente qué es lo que pide. A mí me pasó de pedir algo que me describieron como un 'panqueque relleno de vegetales'. Cuando vi que venía este plato a la mesa pensé que iba a alcanzar para 3 personas. Pero al girar y verlo por dentro... decepción. Igual la comida está buena y es sabrosa, las especias hacen lo suyo.

El relleno de vegetales era cebolla morada cruda en cubitos y arvejas. 

Así, sin más. Igual la masa estaba bien.

• Viajar en el tren nocturno

Escuchamos historias tan terribles del tren nocturno en India que, al comprar los pasajes, decidimos pasar una sola noche en el tren para vivir la experiencia. Y los otros trayectos hacerlos de día. Después de haber pasado casi 17 hs -que debían ser 12, pero siempre se demora varias horas, incluso si sale a horario- debo admitir que no es tan grave. Tampoco es cómodo. Pero no nos pasó nada como "a veces tenés que dormir en el piso que es re sucio, pasan ratas por el vagón, no hay lugar para el equipaje, la gente grita todo el tiempo". Tuvimos nuestra cama, estaba limpia, había lugar para equipaje -aunque los Policías nos advirtieron tres veces que las cosas de valor las tengamos nosotros- y nuestros compañeros de compartimiento eran lo más. Hasta nos ayudaron a gestionar cambiar con un indio de otro vagón porque nosotros teníamos dos tickets separados. En conclusión, una grata experiencia. Pero el tamaño de la cama, las horas de demora -en algunas estaciones frena y se queda ahí por más de 1 hora esperando no sé qué- y la concentración de olores hacen que no me arrepienta de evitar las siguientes noches en el tren.

• Ver el amanecer en un bote en el río Ganges

Otro de los momentos especiales por la paz que transmite la gente local al seguir con sus tradiciones como si no existiésemos los turistas. Para ellos es un río sagrado y por eso todas las mañana se acercan cientos de hindúes a bañarse en él -a pesar de ser uno de los ríos más contaminados del mundo- y a lavar a mano su ropa más preciada. Mientras tanto las cremaciones continúan ya que funcionan las 24 hs -miles de hindúes van desde todas partes de India a morir a Varanasi para librarse del ciclo de reencarnaciones y entrar directamente en el Nirvana.

Todo esto es maravilloso y lo pude disfrutar. Pero la realidad de India sigue siendo muy fuerte y, cada día, también hay situaciones que son golpes bajos.