Queja

El pasaje en micro de Tallin a San Petersburgo decía que salía a las 23 hs y llegaba a las 7 am del otro día. Supuestamente, 8 horas para dormir. Perfecto.

Pero no fue así: yo no conté la diferencia horaria, ni el tiempo en la frontera (o como se diga) ni el hecho que el micro llegue antes. Entonces:

Horas estimadas para dormir: 8

Diferencia horaria: -1

Demora en frontera: -2,5

Adelantamiento del micro (?): -1

TIEMPO DORMIDO: 3,5 horas

¿Por qué tanto tiempo en la frontera? Es MUY difícil entrar a Rusia. Casi todos necesitan visa. Europeos y estadounidenses más todavía (pagan más de 200 dólares). Gracias a un acuerdo del 2007 (creo que fue ese año) los argentinos estamos exentos, por lo que estaba con los rusos y bielorrusos del otro lado. Pasé de una, solo sello en el pasaporte. Un estadounidense con el que hablé en la fila no lo podía creer (habrá pensado 'estesudacalatienemuchomásfácilqueyo').

Esas tres horas y medio de sueño fueron en un micro, que claro que no es suficiente. Por ende, ayer fue el segundo día 'quejoso' de mi viaje (el primero fue al llegar a Cardiff, no sé por qué).

Llegué a Rusia a las 6 am, de noche, con lluvia, dos terribles mochilas, con hambre, y sin saber exactamente cómo ir al hostel. Después de contar las estaciones del subte (porque no hay mapas en los vagones), hacer combinación y rezar para que todo salga bien, llegué al hostel.

La almohada tiene cubre-almohada. Re cheeeeto para hostel!

Esperé un par de horas en el living y por suerte me dejaron hacer el check-in re temprano. Fui al cuarto, dormí hora y media más (hola, estoy en Rusia) y salí a recorrer. Seis horas más tarde mis conclusiones eran:

- estos malditos rusos no hablan ni una palabra en inglés

- es una ciudad demasiado grande y con mucha gente

- los rusos son brutos, no hacen filas y no te dan bola (hasta extraño a los ingleses!)

- estamos en verano y yo muriéndome de frío

- cinco días acá va a ser demasiado

- todo es caro y no hay supermercados

- quiero comer un brownie de Havanna (?)

Lo mejor que hice fue decidir volver al hostel, conectarme con el resto del mundo, irme a dormir temprano y arrancar de nuevo hoy. Descansado, comido, limpio y renovado cambió el humor. Estoy disfrutando esta ciudad pintoresca, aunque sigo pensando esas mismas cosas (que no dejan de ser detalles), pero cada tanto me repito a mí mismo 'estoy en Rusia' para caer a Tierra y disfrutar de todo. Igual cinco días para San Petersburgo es bastante. Como que estiro las visitas, al revés de lo que hacía en las otras ciudades.

Ahora ya me río de no poder comunicarme (primer país en el que me pasa). En un almacén pasé del otro lado del mostrador para agarrar los fiambres que quería porque el muchacho no veía lo que le señalaba. En una feria tuve que regatear precios mitad en español mitad en inglés (la mujer hablaba mejor español que inglés). Para comprar el boleto de subte le tuve que escribir la estación a la señora. 

A las 6 am tratando de entender eso para llegar al hostel.

Lo que me dio bronca hoy es que en algunos museos no tienen traducción en inglés, y en otros solo algunas cosas traducen (el Hermitage igualmente es increíble). Es como que no están preparados para los turistas. Y lo peor es que no les importa. Pensando llegué a la conclusión que en Argentina debe pasar algo similar.

Por otro lado, lo mejor hasta ahora de San Petersburgo es el hostel. Como habrán visto, se llama 'CubaHostel'. No sé por qué habrá tantos latinoamericanos (mejor) ni lo de la bandera nuestra en el pasillo, pero tiene buena onda, es cómodo, limpio, grande. Aunque le falta microondas, claro. Me di cuenta que el hostel es muy pero muy importe para llevarte un gran recuerdo de la ciudad. Más de lo que creía. Hasta ahora creo que tuve buenas elecciones (salvo un par, obvio). Veremos cómo sigue. Por lo pronto, sé que vuelvo a los países bálticos (antes de ir a Lituania vuelvo a pasar un día en Estonia) y eso me pone de muy buen humor.

Uno de los descansos de las escaleras del hostel. Mucha onda.