De todo + Amalfi

- Hablás español, no? -me dijo una canadiense, unos minutos después de empezar a hablar.
- Sí, por el acento? -le respondo.
- Sí.. de Argentina?
Sorpresa en mi cara.
- Cómo sabías? -le pregunto, dándole por entendido que sí.
- Porque hace dos meses que viajo por Europa y no hago más que encontrarme argentinos.
- De verdad?
- Sí... y es gracioso que hablen tanto de política. Ya sé más de su historia y su situación actual que de la de Canadá. Me causa gracia cómo dicen 'la yegua Cristina'.
(Léase esto último dicho en un español con tono de alguien cuya lengua materna es el inglés para que suene más gracioso).

No voy a contar cómo siguió la conversación porque no es momento (?), pero quedó bien definido el perfil de los argentinos que vienen a Europa.

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Un hostel que, en realidad, era una quinta. Ese fue el lugar en el que me hospedé los últimos días. Cuarto de hombres por un lado, de mujeres por otro. Abajo, cocina, baño y living. Una quinta con todas las letras. Pueblo en el medio de la montaña, a 700 m de nivel del mar. La 'ciudad' (extremadamente pequeña) más cercana, a 16 km. Ubicación estratégica para visitar varios lugares de esa hermosa parte del sur italiano: estuve en Castellamare, Amalfi, Positano y Sorrento (y Agerola, donde me estaba quedando). Algunas fotos, más historias-breves y unas confesiones (?), acá:

Castellamare: la primera vista al bajar del tren, el Vesuvio. 

San Lazzaro, Agerola. La única calle (edificaciones en alrededor de 300 m) del pueblo.

Amalfi: una representación en miniatura en el medio de la ciudad.

Positano: lo que más me gustó, lejos. Caminar por las calles de ahí es impagable (?).

Sorrento: una ciudad ¿grande? con un lindo puerto. Eso es todo.

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Dos curas, una alemana y yo. Éramos todos los que estábamos una de las noches en la 'quinta'. Para colmo, la alemana se puso a hablar de religión con ellos. Gracias a Dios (?) mi netbook tenía carga. 

Días como esos son los que digo 'extraño mi cuarto' (forma política de significar lo que saben que quiero significar). 

Uno de los curas fue el irlandés que lo conocí en el medio de la montaña y cuando le dije que era argentino me preguntó si había ido al 'eight-en' (anécdota narrada en Facebook). Ven que no estamos aislados del mundo?!

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Después de caminar unos cuantos km ese símbolo es un alivio. 'Voy por el buen camino', pensé. Al final algo habré hecho mal y terminé entrando a Amalfi por otro lugar del que decía el mapa, pero llegué. Para colmo, me hice el fuerte (?) y subí caminando. Está claro que al otro día me saqué el ticket para usar el transporte público durante todo el día, con la idea de caminar lo menos posible. Hoy, dos días después, mis gemelos me siguen haciendo recordar aquella terrible subida.

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Quiero un asado en familia.

Quiero jugar al tenis.

Quiero ir a un bar con amigos.

Quiero manejar.

Quiero escuchar música con Juampi.

Quiero desayunar con TN.

Quiero que mi hermano y mi cuñada me inviten a comer.

Quiero comer dulce de leche.

Quiero salir a correr con mi hermana.

Quiero ir a la Universidad.

Quiero visitar a mis abuelos.

Quiero almorzar en el trabajo.

Quiero ir a la quinta con FabiyJorge (y JuliySofi).

Quiero merienda en Zona Oeste.

Quiero cenar un domingo a la noche con amigos.

Quiero hablar de política con mi abuela.

Creo que quiero volver.