Pelea y palomas en Venecia

- Acá te doy las llaves. La puerta de entrada está abierta las 24 hs. Esta llave es la de tu pieza. Tu pieza es la que se llama 'Vander', como dice el llavero. Está en el segundo piso, a la derecha, tercer piso -dice la recepcionista, después de hacer el check in, dándome un llavero con dos llaves.

- Segundo o tercer piso? -pregunto confundido.

- Esta en el segundo piso, a la derecha, tercer piso -repite confusamente.

Ya no habíamos tenido una mutua buena primera impresión. Le hice un par de preguntas que respondió muy desganada. En toooodo el viaje es la segunda recepcionista 'mayor' (esta tendría unos 65 años al menos). Y la segunda vez que tengo problemas (el otro fue el de Checa, recuerdan?). ¿Casualidad?

Después de eso, voy a las escaleras. Empiezo a subir y me encuentro con una puerta. Bajo, miro si no hay otras escaleras. No. Vuelvo a subir y trato de abrir la puerta. Cerrada. Busco las llaves en mi bolsillo. Aparece la recepcionista.

- Si te doy dos llaves y te digo que la puerta de entrada está abierta las 24 hs y que una llave es de la habitación, para qué te creés que es la otra? -me dice, mientras me saca las llaves de la mano.

- Estaba buscando las llaves para intentar, además, podría ser para el locker, como en la mayoría de los hostels...

- Ves? Ponés las llave, girás, y abre. Increíble! -dice la muy altanera.

Pero no fue todo.

Mientras subíamos dice:

- Primer piso (...) Segundo piso (...) Vas a la derecha (...) Subís las escaleras. Y hay dos puertas. Esa que dice 'Vander', ves? Esa es la tuya? No son iguales? -dice, poniendo el llavero con el nombre escrito al lado del cartel de la puerta.

- Me parece que me estás faltando el respeto. No sos ni mi mamá ni mi profesora para hablarme de esta forma. No sé por qué me tratás así pero no llegué ni a pedirte ayuda.

Me mira. Entra al cuarto y se empieza a tratar de hacer la simpática. Calculo que cayó en que si ella tenía problemas no tenía por qué agarrárselas conmigo. Porque, además, yo no la iba a dejar.

- Las camas libres son esa y esa (señala dos). Acá está el baño -agrega, mientras yo dejaba mis mochilas en una cama.

(No respondo).

- Acá está el baño, y los lockers... -dice ella hasta que la interrumpo.

- Gracias, si puedo deducir lo de la puerta en la escalera también voy a poder distinguir un baño de un locker. Gracias igual, nos vemos después -le digo, para que se vaya.

Me saluda y baja. No volvimos a tener comunicación. Hoy, al hacer el check out, había una recepcionista (alrededor de 30 años) divina. Sin embargo, no sé si hace falta que aclare pero en la evaluación del hostel lo único que voy a poner es 'worst staff ever' (el peor staff).

Obviamente que esa no-agradable-bienvenida no me opaca los recuerdos de una ciudad muy bella como Venecia.

La foto que siempre garpa. Eso es inundado? No sé la verdad...

Es bastante inentendible cómo una ciudad puede permanecer entre el agua. Digamos que, en realidad, no no es una 'ciudad' con todas las letras. Es turismo. Punto. Como me dijo un estadounidense que estuvo como 4 ó 5 días: 'el 80% son turistas, y el 20% locales que trabajan para turistas'. 

Igualmente es gracioso ver cosas como policías o ambulancias en botes. El transporte público son botes también. Increíble. Me gustaría saber alguna estadística de choques entre ellos o algo así. No debe ser fácil (y no deben tener radares). En fin, a la mayoría de los que hablé en el hostel no les gustó mucho. 'Es aburrida' decían. Yo creo que es para ir por 'un rato'. Yo estuve un día y medio y pude ver todo lo que es Venecia en sí (no Murano, Burano y esas islitas de alrededor). Pero, según dicen, es más de lo mismo.

 Policías al ataque. Si llegan...

Lo último que quiero comentar es la Plaza San Marcos. Increíble. Una obra maestra realmente. Una vez más, los ojos no bastan para ver todos los edificios que hay en esos pocos cientos de metros. Pero, sin embargo, le sobra una cosa: palomas.

Fue realmente estresante estar ahí. Son miles de palomas feas normales, y cientos de ¿gaviotas? (no sé, unas aves más grandes y blancas). Estas ¿gaviotas? dan más miedo porque miran en forma amenazante, y cuando algún infeliz tira algo para que coman las palomas (se juntan entre 200 y 300 en segundos) aparecen un par de estas aves gigantescas, hacen un sonido agudo atemorizante, y se comen lo que dejaron las palomas que volaron a miles de km por hora.

Ejemplo de estas aves inmundas rodeando a un pobre señor.

La mayoría de los turistas (yo incluído) nos agachamos varias veces antes el vuelo al ras (?) de las palomas por sobre nuestras cabezas. Acá son mucho más atrevidas que en Buenos Aires. Recuerdo que una vez, comiendo un sandwich, una paloma voló hacia él (yo lo tenía en la mano). Claro que lo solté, lo tiré al piso, y me fui insultando. Acá le pasó lo mismo a una japonesa con su pizza. Yo ya opté por no comer en lugares donde haya muchas palomas. Además, varias veces me 'corrieron'. Es decir, cambié de lugar por ellas en el medio de mi almuerzo en alguna plaza pública, porque noté cómo me rodeaban de a poco, mirándome de perfil. Acá, por lo pronto, sólo sufrí tener que dar la vuelta a toooda la plaza por los costados para evitar meterme entre todas ellas. Y bueno, cosas que pasan...